sábado, 30 de mayo de 2015

CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL ACOSO LABORAL ( Mobbing) 

En el fenómeno mobbing ha cobrado especial importancia, al evidenciarse como la causa de depresión, de ansiedad generalizada, e incluso de desórdenes de estrés postraumático, que conllevan absentismo, abandonos del puesto de trabajo, incremento de accidentalidad, disminución de la cantidad y de la calidad del trabajo, etc., lo que produce elevados costes en la sociedad industrializada y en la víctima de mobbing que ve amenazada su carrera o profesión, su situación social y financiera, e incluso su salud.


Causas:

el mobbing  suele surgir por los celos profesionales y la envidia que despierta el acosado con sus competencias.Es decir, la mayoría de los acosados son personas brillantes en su trabajo, que despiertan el miedo del acosador de quedar a su sombra o de que sus deficiencias profesionales vayan a quedar al descubierto en la comparación.
Consideran que, en la mayoría de las ocasiones, el acosador presenta un perfil narcisista, envidioso y con tendencia a la tortura. El acosador, además, suele considerar que la persona acosada está poniendo en peligro no sólo su puesto de trabajo, sino el de todo el grupo. Por ello, suelen sentirse animados por un sentido de justicia, según el cual sus acciones no están movidas por su miedo o su envidia, sino por el deseo de proteger a todo el grupo.

Algunas de las causas que, con mayor frecuencia, hacen que una persona sea elegida como víctima del acoso laboral son las siguientes:
  1. Haber resistido a las tentativas de manipulación de un jefe o compañero manipulador mientras el resto de compañeros cedía a sus exigencias. Esto despierta la ira y las represalias del manipulador, que comenzará a humillarlo y a hacerle la vida imposible.
  2. Haberse negado a participar en actividades ilegales o encubiertas de la empresa.
  3. Miedo: El acosador se siente amenazado por la eficacia del acosado en el desarrollo de su trabajo. El acosador teme verse relevado de sus funciones o ser despedido por una mayor competencia de la víctima. Este tipo de acoso se produce sobre todo en jóvenes muy cualificados a las órdenes de jefes sin cualificación.
  4. La envidia del acosador por características personales o sociales de la víctima.

Consecuencias físicas

Se da un amplio elenco de somatizaciones: trastornos cardiovasculares (hipertensión, arritmias, dolores en el pecho, etc.), trastornos musculares (dolores lumbares, cervicales, temblores, etc.), trastornos respiratorios (sensación de ahogo, sofocos, hiperventilación, etc.) y trastornos gastrointestinales (dolores abdominales, nauseas, vómitos, sequedad de boca, etc.).

Consecuencias psíquicas

Ansiedad, estado de ánimo depresivo, apatía o pérdida de interés por actividades que previamente le interesaban o le producían placer, alteraciones del sueño (insomnio e hipersomnia), profundos sentimientos de culpabilidad, aumento del apetito, distorsiones cognitivas (fracaso, culpa, ruina, inutilidad, etc.), hipervigilancia, suspicacia, labilidad emocional con llanto frecuente, ideas de suicidio no estructuradas, sin plan ni intentos de suicidio, sentimientos de impotencia e indefensión, miedos al lugar de trabajo, a coger el teléfono, a enfrentarse con su jefe, miedo a volver a trabajar y a no ser capaz de desempeñar su trabajo adecuadamente, miedo a salir a la calle, expectativas negativas sobre su futuro, atención selectiva hacia todo aquello relacionado con el fracaso, disminución de la capacidad de memoria y dificultades para mantener la atención y pensamientos recurrentes sobre la situación de mobbing.
En la víctima se dan cambios de personalidad con predominio de rasgos obsesivos (actitud hostil, y suspicacia, sentimiento crónico de nerviosismo, hipersensibilidad con respecto a las injusticias), rasgos depresivos (sentimientos de indefensión, anhedonia, indefensión aprendida) y alteración del deseo sexual (hipoactividad sexual, etc.).

Consecuencias sociales

Los efectos sociales del acoso laboral se caracterizan por la aparición en la víctima de conductas de aislamiento, evitación y retraimiento; así como la resignación, el sentimiento de alienación respecto a la sociedad y una actitud cínica hacía el entorno.
Se suele generar alrededor de la víctima un aislamiento progresivo, debido, en parte, a la retirada de algunos de sus amigos, que al ver la situación le dan la espalda y desaparecen, junto con el aislamiento activo que la víctima ejerce. No quiere estar con otras personas para no tener que dar explicaciones sobre su salida de la organización, y debido a su sensación de fracaso y falta de confianza piensa que el resto de las personas le consideran un fracasado, y tiene miedo de enfrentarse a las posibles críticas.

Consecuencias laborales

Las consecuencias en el área laboral suponen la destrucción progresiva de la vida laboral de la víctima. Debido al mobbing se suele solicitar una baja laboral por estrés, durante la cual la empresa puede llevar a cabo el despido o negarse a abonarle el salario, difundir rumores sobre la víctima y mentir sobre su salida de la empresa. Con ello consigue presentar una imagen negativa de la víctima, lo que contribuye a disminuir su empleabilidad, y que vaya considerándose a sí misma incapaz para trabajar, y mostrando expectativas negativas sobre su rendimiento y desempeño laboral.

ENTRE TODOS PODEMOS CREAR UN MEJOR Y AGRADABLE AMBIENTE LABORAL.

¿QUE HACER FRENTE AL MOBBING O ACOSO LABORAL? 


Normalmente una persona suele darse cuenta de que ha sido víctima de mobbing una vez que ha abandonado la empresa y tomado distancia con respecto a ella, porque este alejamiento le permite ser más objetivo sobre sus verdaderas capacidades y habilidades, sin verse obligado a padecer la incesante burla y desaprobación por parte del acosador. Es por ello que muchas veces no es fácil detectar el acoso, porque se considera algo normal en el contexto de un mundo laboral competitivo y orientado a la consecución de objetivos.
Además, esta actitud de presión por parte de los jefes, o de competitividad por parte de los compañeros, está bien vista como forma de aumentar la productividad, premiando a quien mejor desarrolle su labor, en detrimento del resto, que además de no recibir ningún extra se ven minusvalorados; una situación que puede desencadenar la desconfianza y la envidia entre los compañeros y jefes que se vean ‘superados’ por las capacidades o habilidades de otra persona, que se convierte así en el objetivo del acoso.

Si te sientes juzgado y minusvalorado en tu trabajo, 

bien por un superior, o por uno o más compañeros,

 podrías ser víctima de mobbing o acoso laboral. Te

 decimos cómo debes actuar para frenar esta 

situación.

La persona que empieza a sufrir los primeros síntomas de mobbing, con comentarios inoportunos e incluso ofensivos en los que se ponga en duda su profesionalidad o se critique algún aspecto de su vida íntima, tiene que tratar de atajarlo comenzando en primer lugar a llevar un registro de estos hechos, e informando posteriormente a su superior jerárquico o al encargado de personal de lo que ocurre para que se tomen las medidas oportunas. Lo que nunca debe hacer es enfrentarse directamente con el acosador, ya que esto le proporcionaría a éste más razones para mantener su actitud o excusas para justificarla.
Si observamos que un compañero está siendo acosado, debemos adoptar una postura de normalidad, en el sentido de no ‘alimentar’ el acoso, ni justificarlo en base a las características personales del trabajador afectado, y debemos además apoyarle para que no se vea aislado del resto, permitiéndose encontrar una ‘válvula de escape’. La decisión de denunciar la situación ante sus superiores, sin embargo, tiene que ser tomada y llevada a cabo por la víctima del acoso.

La gerencia de la empresa, junto con el encargado de personal y los sindicatos, son los únicos que pueden frenar el mobbing, debido a que se produce en el ámbito laboral, aunque sus consecuencias abarcan también al ámbito personal, e incluso repercuten sobre la salud del acosado, por lo que en primer lugar hay que detectar esta situación mediante denuncia o por otros medios, para poder establecer quién o quiénes son los responsables antes de tomar medidas.  


La gerencia de la empresa, junto con el encargado 

de personal y los sindicatos, son los únicos que 

pueden frenar el mobbing.

miércoles, 13 de mayo de 2015


¿A LAS MUJERES LA LEY COLOMBIANA NOS COBIJA ANTE EL ACOSO LABORAL Y SEXUAL LABORAL? 






El Protocolo es adoptado mediante el Decreto 044 de 2015, en el cual se reconoce el acoso laboral y el acoso sexual laboral como una manifestación de las violencias contra las mujeres y como un mecanismo de dominio que limita la garantía del derecho a una vida libre de violencias y el derecho al trabajo en condiciones de dignidad y de igualdad. Esta herramienta pretende visibilizar el acoso sexual como un delito que atenta contra la libertad, integridad y determinación sexual de las mujeres y que se ejerce en condiciones de superioridad o poder respecto de la edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica para obtener de la víctima favores o conductas sexuales no consentidas o inducidas por presión.
En el Protocolo se estacan los derechos de las mujeres víctimas de este tipo de delitos en consonancia con la Ley 906 de 2004 y la Ley 1257 de 2008 y se establece la ruta de denuncia para las víctimas de acoso laboral por la vía administrativa, disciplinaria, penal y constitucional de tutela.



El acoso sexual es un fenómeno social de múltiples y diferentes dimensiones, denunciado por distintas organizaciones e instituciones y constatado por distintas investigaciones que han evidenciado la existencia, extensión y gravedad de este fenómeno en el ámbito laboral. 

El acoso sexual puede ser sufrido tanto por hombres como por mujeres. Sin embargo la mujer se convierte en la principal víctima del mismo porque su situación en el mercado laboral es claramente inferior respecto a los hombres, por su inestabilidad en el empleo y su subordinación jerárquica profesional. 







 Se define el acoso sexual como: “la situación en que se produce cualquier comportamiento verbal, no verbal o físico no deseado de índole sexual con el propósito o el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo”.